En la
Parte I, escribía información general del proceso, hoy
les dejo algunos detalles. Antes de comenzar el examen, le indican a uno que el mismo es confidencial y por ende no se debe comentar al respecto, pero sí
les puedo decir que hay que leer, estudiar y prepararse, la cosa no es al
estilo: "
¿de que color era el caballo blanco de Simón Bolívar”? o “
What is your
name?: bravo, Usted domina el idioma, ya es canadiense!!!!"…. como algunos
piensan.
Aún cuando teníamos el libro
Discover Canada desde hacía un año con nosotros, fue solo cuando nos llegó la carta convocando para el
examen el 25 de Noviembre, que nos pusimos a leer; así que tuvimos poco más de
dos semanas para prepararnos de forma intensiva (al mejor estilo de los tiempo
de bachillerato, dejamos la cosa para casi el final… jaja). Hay que leer bien
todo el libro y en especial los pequeños comentarios que parecieran poco
importantes, y al mismo tiempo hicimos incontables veces los ejemplos de
exámenes que aparecen en la
página web de CIC y en algunas otras, ya que te
pueden hacer la misma pregunta pero de una forma distinta.
Preparados mentalmente, llegamos a la hora y lugar
indicados. Luego de unos minutos de espera entramos todos (alrededor de
unas 60 personas) a una sala para presentar el examen escrito. A los que íbamos
juntos, como en el caso nuestro, a Egleé la mandaron a un sector de la sala
distante de donde me asignaron a mi, de tal manera de estar lejos uno de otro y
que nos tocaran exámenes diferentes. Al terminar, se pasa a otra gran
sala, donde hay varios escritorios con los Oficiales de Inmigración, quienes
llaman de uno en uno para verificar cada expediente.
La entrevista con el Oficial de Inmigración sirve al mismo
tiempo para validar el dominio del idioma, ya sea inglés o francés, y aunque
parezca mentira, hubo varios casos en los que los Oficiales tuvieron que pedir
a los solicitantes que mejoraran el nivel de idioma, que estudiaran más y
volvieran a aplicar.
En total, fueron unas 3 horas en todo el proceso, y al final
la frase del Oficial de Inmigración diciendo que todo estaba correcto, nuestro
expediente pasaría a un Juez para la decisión final y luego ser convocados a la juramentación de la ciudadanía, ceremonia en la que se jura fidelidad a la Reina Elizabeth II, Reina de Canadá y sus sucesores, que respetaremos las leyes de Canadá y que cumpliremos con nuestros deberes como ciudadanos.
Como ven, nada parecido a algunos de nuestros países, donde
con solo pagar o “mojar la mano” a un funcionario ya se es ciudadano y se
obtiene el pasaporte, cuando la persona de casualidad sabe decir “Hola”. Lo cierto es que el ser ciudadanos no cambia en mucho los deberes y
derechos que ya tenemos como Residentes Permanentes en Canadá (fíjense que muchos locales piensan que uno como Residente Permanente no paga
impuestos, ja!, craso error); pero ciertamente ofrece las ventajas propias de
viajar con pasaporte canadiense a algunos lugares del mundo, nos permite votar
y hacer parte activa de la vida política, y nos confirma que esta es nuestra nueva tierra, que somos
los primeros de la familia en este suelo, e intentaremos que por lo menos
en una o dos generaciones más no se olviden nuestras raíces, sintiendo el tricolor venezolano y la hoja de maple juntos en nuestro corazón.
En una tercera parte, les comentaré sobre la ceremonia de juramentación, la cual nos toca en dos semanas....